domingo, 14 de abril de 2013

4. El Holón de la Vinculación Afectiva Interpersonal


Ninguna consideración sobre lo sexual puede estar completa sin incluir el plano de las vinculaciones efectivas entre los seres humanos. El desarrollo de vínculos efectivos es resultado de la particular manera en que la especie humana evolucionó. A mayor tiempo de desarrollo, mayor necesidad de cuidado. 
Una vez rotos los vínculos físicos prenatales, la presencia de afectos intensos relacionados con los otros se constituye en la forma de garantizar el cuidado y el desarrollo. La especie humana tiene un tiempo de desarrollo del individuo adulto extremadamente prolongado, el cuidado parental y la permanencia de apoyo entre el par de engendradores, se traducen en estabilidad y aumento de las posibilidades que tiene la especie de permanecer en el mundo. Por
vinculación afectiva interpersonal comprendemos: "La capacidad de sentir afectos intensos por otros, ante la disponibilidad o indisponibilidad de ese otro/a, así como las construcciones mentales alrededor de los mismos". 
La forma más reconocida de vinculación afectiva, es el amor. Sin embargo, y contra lo que suele pensarse, se le puede dar el mismo nombre a formas de vinculación afectiva totalmente diferentes y hasta opuestas. Ocurre que por amor se entiende tanto la necesidad imperiosa de contar con la presencia de alguien, al punto que se siente indispensable para la vida: "yo sin ti no puedo vivir", como el supremo acto de ofrecer la vida por otro: "me muero por ti", se le llama amor tanto al gozo de ver al ser querido feliz, como al dolor que experimentamos cuando nos abandona. Esta situación plantea problemas conceptuales que pueden resolverse si identificamos el componente indispensable de todas estas situaciones: la presencia de resonancia afectiva intensa. Es esta resonancia afectiva la que se hace presente por la interacción entre los significados de los otros holones de la sexualidad. Los seres humanos nos vinculamos gracias a que los afectos provocados por los otros, (o por él o la otro/a) son lo suficientemente intensos como para tratar de mantenerlos o evitarlos. El amor es una forma ideal de vinculación. 
Del amor se han ocupado casi todos los escritores en el mundo occidental (ver por ejemplo Hutchins, 1988). Las características del vínculo afectivo amoroso, es decir, de la forma ideal de vinculación, han sido revisadas por varios autores. Uno de los mas conocidos es Erich Fromm (1991) quien enumera las características del amor: "El amor tiene un carácter activo, el amor da y además tiene cuidado, responsabilidad, respeto y conocimiento por la otra persona con la que experimentamos afectos intensos". 
El estudio de las vinculaciones efectivas entre los seres humanos tiene contenidos en todos los niveles en los que los otros holones sexuales se manifiestan. Las bases biológicas de estos fenómenos empiezan a identificarse, cuando menos en lo que se refiere a algunas formas de vinculación afectiva como el amor romántico, el enamoramiento y posiblemente la matriz del vínculo materno-infantil. 
La experiencia subjetiva del amor y los patrones de vinculación (llamado por algunos autores patrones de apego), constituyen temas centrales en la psicología. El establecimiento de la pareja humana, su formación, ciclo y disolución, así como la institucionalización de los vínculos efectivos a través del matrimonio, su disolución a través del divorcio y otras formas de terminación de vínculo, así como la regulación institucional y legal de estos procesos, se estudian por métodos de la psicología de la interacción, la psicología social, la sociología y la antropología. Finalmente, muchos de los fenómenos demográficos como las migraciones y los patrones de formación de uniones, están relacionados en alguna medida con los fenómenos de la vinculación humana. 

3. El Holón del Erotismo

El erotismo es un elemento de la sexualidad que nos remite a las experiencias más comúnmente identificadas como sexuales. En algunas mentalidades, sexualidad es erotismo. Aquí como se ha visto, lo consideramos como uno más de los holones de lo sexual. Cuando en nuestras pláticas cotidianas hablamos de experiencias sexuales, casi siempre nos referimos a experiencias en las que se experimentan los cambios corporales que han hecho que los científicos empírico-positivistas, encuentren en la experiencia de excitación y orgasmo, la manera más eficaz para la operacionalización del concepto de conducta sexual. 
Otra vertiente de pensamiento identifica al erotismo con el amor, porque la vivencia erótica está muy frecuentemente relacionada con la experiencia amatoria (entre otras razones por las identificadas por Reiss, 1986, ver arriba). Sin embargo, es posible que la experiencia erótica, sea tenida en contextos no amatorios, por lo que pienso que, para mayor claridad de conceptos, es preferible identificar al erotismo con el componente placentero de las experiencias corporales (individualmente vividas o, más frecuentemente, en interacción con otro), en las que se presentan los procesos de activación de respuesta genital y corporal (muchos de estos procesos ocurren -de hecho- lejanos a los genitales, en el sistema nervioso central). 
Por erotismo entendemos: los procesos humanos entorno al apetito por la excitación sexual, la excitación misma y el orgasmo, sus resultantes en la calidad placentera de esas vivencias humanas, así como las construcciones mentales alrededor de estas experiencias. 
Al igual que los otros holones sexuales, el erotismo tiene niveles de manifestación biológica, pero son sus componentes mentales, especialmente en lo que se refiere a las representaciones y simbolizaciones, así como a la significación social y su regulación, lo que hacen del erotismo, una característica específicamente humana. 
El reciente prestigio de la sexología corno ciencia, de manera especial entre los médicos, es debido al esclarecimiento de muchos de los procesos fisiológicos responsables de la experiencia erótica humana. Si bien en este campo del conocimiento aún existen lagunas importantes, mucho se ha avanzado en la formulación de modelos que explican la biología del erotismo. La forma más aceptada de conceptualización de la fisiología del erotismo humano, es verlo como el resultado de tres procesos fisiológicos interdependientes, concurrentes, pero distintos: El deseo o apetito sexual, la excitación y el orgasmo (Kaplan, 1979). No obstante,como se ha insistido, no es posible limitar la temática de ningún holón sexual a 
sus dimensiones biológicas sin perder la posibilidad de una comprensión integral. De manera similar a lo que sucede con el género en la identidad genérica, todos desarrollarnos una identidad erótica. La simbolización de lo erótico es uno de los mecanismos más poderosos por lo que el erotismo se integra al resto de nuestra sexualidad y de hecho, al resto de nuestra vida. Los sociólogos y antropólogos, han identificado guiones de conducta erótica en cada una de las culturas que han venido estudiando. Una de las primeras consecuencias del estudio transcultural, es la identificación de códigos de conducta tan diversos, que permiten la visualización del carácter relativo de las normas de conducta erótica vigentes en la cultura. 

2. El Holón del Género

En la evolución de los seres vivos apareció en cierto momento el -sexo, es decir, el hecho de que en un mismo tipo de organismo (una misma especie) surgieron dos formas. Los científicos le llaman a esta cualidad de los seres vivos dimorfismo, que quiere decir dos formas. La base biológica del género es el dimorfismo, y éste es la base para la conformación del segundo elemento de la sexualidad que consideraremos.
En este contexto, entendemos género como la serie de construcciones mentales respecto a la pertenencia o no del individuo a las categorías dimórficas de los seres humanos: masculina y femenina, así como las características del individuo que lo ubican en algún punto del rango de diferencias.
El género, al igual que los otros holones sexuales, tiene manifestaciones en todos los niveles de estudio de nuestra naturaleza humana. La dimensión humana del género, expresión de este holón, permea casi toda la existencia humana. Es por medio del género que los grupos sociales realizan una multitud de interacciones. La identidad misma, es decir, el marco mental interno de referencia de nuestro ser está construido en el género como elemento central.
En sus niveles biológicos, existen desarrollos importantes que hay que considerar: la
determinación del mismo, los múltiples niveles en los que opera en proceso prenatal y postnatal de diferenciación sexual (genérica), las manifestaciones anatómicas (más que evidentes) del dimorfismo, las manifestaciones (menos evidentes) del dimorfismo en el sistema nervioso central, entre otros temas.
En el plano psicológico, el género adquiere relevancia central en la conformación de la identidad individual. La identidad es el marco interno de referencia que nos permite respondemos quiénes somos, qué hacemos, qué queremos y a dónde vamos. Uno de los
principales componentes de la identidad es precisamente el género, en la llamada identidad genérica: yo soy hombre, yo soy mujer. La identidad de género es tan importante en el desarrollo humano que cuando no puede conformarse el desarrollo completo se detiene. Este concepto, tal como se usa en la actualidad, fue articulado por John Money y Anne Erhardt (Money y Erhardt 1972) como la mismidad, unidad y persistencia de la individualidad
personal como hombre, mujer o ambivalente, en mayor o menor grado, especialmente como en los planos de la autoconciencia y la conducta (Money, 1980).
La expresión pública de nuestra identidad genérica se llama papel sexual o papel genérico (también llamados roles sexuales o genéricos). Cuando estos papeles sexuales son estudiados
en los grupos humanos, es posible la identificación de guiones que dictan lo que es esperado por el grupo en función del género de los individuos y la sociedad norma muchas de sus interacciones en función de estas conceptualizaciones. El género, y su institucionalización en
papeles, estereotipos. y guiones, es uno de los filtros más eficaces para la regulación del poder entre los seres humanos.


1. El Holón de la Reproductividad Humana


La potencialidad de reproducirnos es consecuencia directa del hecho de ser seres vivos. La sexualidad humana se ha desarrollado con sus múltiples niveles de manifestación y complejidades de organización e integración, como resultado de la necesidad de la especie humana de reproducirse eficientemente. Parece paradójico, pero la necesidad actual de los 
grupos sociales por desarrollar patrones reproductivos menos azarosos, es resultado precisamente de que nos es indispensable optimizar nuestras estrategias de permanencia, de reproductividad. 
Por reproductividad se quiere decir: tanto la posibilidad humana de producir individuos que en gran medida sean similares (que no idénticos) a los que los produjeron, como las construcciones mentales que se producen acerca de esta posibilidad. 
Existen consecuencias evolucionarias de la mayor trascendencia en el hecho de que los seres humanos no nos reproducimos como réplicas exactas de nuestros predecesores, consecuencias que han sido resumidas por los estudiosos de la evolución de las especies (Gallup, 1986). Desde luego, el tema de la reproductividad parece ser identificado de inmediato con nuestra condición biológica y es en ese nivel en el que generalmente se estudia, sin embargo, la reproductividad humana es un holón sexual que tiene manifestaciones psicológicas y sociales de la mayor importancia y no se limita al evento biológico de la concepción, embarazo y parto. Hay manifestaciones de nuestra reproductividad en hechos tan lejanos de la concepción corno el acto educativo mismo. En el momento en que escribo estas líneas... de varias maneras estoy expresando mi reproductividad. 
En el nivel biológico de la reproductividad, existe una riqueza de conocimiento que literalmente aumenta día con día en el mundo actual. Los avances más notables de la ciencia biológica en los últimos años, se localizan precisamente en el esclarecimiento del nivel molecular, es decir, de la posibilidad de definir la composición química de las moléculas que regulan el hecho reproductivo. El descubrimiento de la composición del ácido desoxirribonucléico (DNA), matriz de la reproductividad de los seres vivos, ha disparado las posibilidades de nuestro entender hacia límites que están aún por descubrirse (ver Castañeda, 1985). El DNA, su acomodo en genes, así corno su empaquetamiento en los cromosomas, constituyen el objeto de estudio de la genética, ciencia que promete respuestas a una multitud de problemas humanos. En el plano del organismo, la reproductividad se manifiesta en la serie de estructuras corporales conocidas como aparatos reproductores. Su funcionamiento, las posibilidades de control de la reproducción sin evitar la interacción erótica, así corno para lograr su consecución cuando está problematizada, constituyen temas comunes de la reproductividad. 
El plano psicológico de la reproductividad humana suele ser ignorado con mayor facilidad que los temas biológicos. Resulta claro observar cómo la función reproductiva no termina con el nacimiento de un nuevo ser, la función de maternidad y paternidad se prolonga de hecho muchos años antes de poder considerar completo el evento reproductivo. Otros temas psicológicos suelen ser relevantes: la reproductividad, como anotamos no se limita a la reproducción biológica, sino que puede expresarse a través de la maternidad y paternidad en adopción o bien, a través del ejercicio de muchas actividades humanas cuyo resultado final es la reproducción de la complitud del ser humano. 
En el plano sociológico, la reproductividad suele estudiarse en temáticas como las
significaciones sociales del hecho reproductivo y la contracepción. La institucionalización de las políticas reproductivas, los procesos sociales ante la reproducción humana que son base de los fenómenos demográficos, son expresión, en el plano sociocultural, de la reproductividad. 

Modelo Holónico de la Sexualidad Humana


En este modelo el Dr. Eusebio Rubio Aurioles Doctor en sexualidad humana propone que la sexualidad humana se construye en la mente del individuo a partir de las experiencias que 

tiene desde temprano en la vida y que la hacen significar e integrar las experiencias del placer erótico con su ser hombre o mujer (género), sus afectos que le vinculan con otros seres humanos y con su potencialidad reproductiva. El divide en 4 holones la sexualidad humana, los cuales pueden aplicarse a las diversas metodologías de estudios: antropológica, sociológica, psicológica y biológica.




El modelo Kübler-Ross

Comúnmente conocido como las cinco etapas del duelo El modelo Kübler-Ross es una teoría presentada por Elisabeth Kübler-Ross (1926-2004) psiquiatra suizo-estadounidense en su libro "On death and dying", en 1969.
En el nos describe las cinco etapas por las que pasamos al afrontamos a una situación difícilKübler-Ross afirmó que estas etapas no necesariamente suceden en orden, ni todas estas son experimentadas por todos los pacientes, aunque afirmó que una persona al menos sufrirá dos de estas etapas. 


  1. Negación
    «Me siento bien», «esto no me puede estar pasando, no a mí».
    La negación es solamente una defensa temporal para el individuo. Este sentimiento es generalmente reemplazado con una sensibilidad aumentada de las situaciones e individuos que son dejados atrás después de la muerte.
  2. Ira
    «¿Por qué a mí? ¡No es justo!», «¿cómo me puede estar pasando esto a mí?».
    Una vez en la segunda etapa, el individuo reconoce que la negación no puede continuar. Debido a la ira, esta persona es difícil de ser cuidada debido a sus sentimientos de ira y envidia. Cualquier individuo que simboliza vida o energía es sujeto a ser proyectado resentimiento y envidia.
  3. Negociación
    «Dios, déjame vivir al menos para ver a mis hijos graduarse», «haré cualquier cosa por un par de años más»,
    La tercer etapa involucra la esperanza de que el individuo puede de alguna manera posponer o retrasar la muerte. Usualmente, la negociación por una vida extendida es realizada con un poder superior a cambio de una forma de vida reformada. Psicológicamente, la persona esta diciendo: «Entiendo que voy a morir, pero si solamente pudiera tener más tiempo...».
  4. Depresión
    «Estoy tan triste, ¿por qué hacer algo?»; «voy a morir, ¿qué sentido tiene?»; «extraño a mis seres queridos, ¿por qué seguir?»
    Durante la cuarta etapa, la persona que está muriendo empieza a entender la seguridad de la muerte. Debido a esto, el individuo puede volverse silencioso, rechazar visitas y pasar mucho tiempo llorando y lamentándose. Este proceso permite a la persona moribunda desconectarse de todo sentimiento de amor y cariño. No es recomendable intentar alegrar a una persona que está en esta etapa. Es un momento importante que debe ser procesado.
  5. Aceptación
    «Esto tiene que pasar, no hay solución, no puedo luchar contra la realidad, debería prepararme para esto».
    La etapa final llega con la paz y la comprensión de que la muerte esta acercándose. Generalmente, la persona en esta etapa quiere ser dejada sola. Además, los sentimientos y el dolor físico pueden desaparecer. Esta etapa también ha sido descrita como el fin de la lucha contra la muerte.

Etapas del desarrollo moral segun L. Kohlberg

Preconvencional 

Los actos son “buenos” o “malos” para el niño en base a sus consecuencias 
materiales o las recompensas o castigos que le reportan.
El niño es receptivo a las normas culturales y a las etiquetas de bueno y malo, 
justo o injusto, pero interpreta estas etiquetas en función bien sea de las consecuencias 
físicas o hedonistas de la acción (castigo, recompensa, intercambio de favores) o en 
función del poder físico de aquellos que emiten las normas y las etiquetas. El nivel se 
divide en los dos estadios siguientes:
Estadio 1. La mente del niño “juzga” en base a los castigos y la obediencia.
Las consecuencias físicas de la acción determinan su bondad o maldad, con 
independencia del significado o valor de tales consecuencias. La evitación del castigo y 
la deferencia incuestionable hacia el poder se valoran por sí mismas y no en función del 
respeto a un orden moral subyacente apoyado en el castigo y en la autoridad.
Estadio 2. Está bien aquello que reporta beneficios y satisface necesidades, 
eventualmente las de los otros. Aparecen las nociones de “lo correcto”, “lo equitativo” 
pero se aplican en el plano material. La reciprocidad consiste en “tanto me das, tanto te 
doy”.
La acción justa es la que satisface instrumentalmente las necesidades del yo y, 
ocasionalmente las de los otros. Las relaciones humanas se consideran de un modo 
similar a las propias del mercado. Se encuentran presentes elementos de honestidad, 
reciprocidad y de participación igual, pero se interpretan siempre desde un modo físicopragmático. La reciprocidad es un asunto de “tú me rascas la espalda y yo te rasco la 
tuya”, no de lealtad, gratitud o justicia.


Convencional

La actitud global de la persona es de conformidad a las expectativas y al orden 
social.
En este nivel, se considera que el mantenimiento de las expectativas de la 
familia, el grupo o la nación del individuo es algo valioso en sí mismo. La actitud no es 
solamente de conformidad con las expectativas personales y el orden social, sino de 
lealtad hacia él, de mantenimiento, apoyo y justificación activos del orden y de 
identificación con las personas o el grupo que en él participan. En este nivel hay los 
estadios siguientes:
Estadio 3. La buena conducta es la que agrada a los otros o les proporciona ayuda 
siendo así aprobada. La conducta empieza a ser valorada por sus intenciones.
 La orientación de concordancia interpersonal de “buen chico - buena chica”. El 
buen comportamiento es aquel que complace y ayuda a los otros y recibe su aprobación. 
Hay una gran conformidad con las imágenes estereotipadas en relación con el 
comportamiento mayoritario o “natural”. Frecuentemente se juzga el comportamiento 
en virtud de la intención. “Tiene buena intención" es algo que, por primera vez, tiene 
importancia. Uno gana la aprobación siendo “agradable”.
Estadio 4. La conducta recta consiste en cumplir con el deber, mostrar respeto a la 
autoridad y acatar el orden social.

Hay una orientación hacia la autoridad las normas fijas y el mantenimiento del 
orden social. El comportamiento justo consiste en cumplir con el deber propio, mostrar 
respeto por la autoridad y mantener el orden social dado porque es valioso en sí mismo.


Postconvencional

Los principios y valores morales se conciben independientemente de los grupos 
sociales que los profesan.
Este nivel también es denominado autónomo o de principios. En él, hay un 
esfuerzo claro por definir los valores y los principios morales, que tienen validez y 
aplicación con independencia de la autoridad que los grupos o personas que mantienen 
tales principios y con independencia de la identificación del individuo con tales grupos. 
Este nivel también tiene dos estadios:
Estadio 5. Lo preside una concepción contractual, con un cierto tono utilitario. La 
acción recta es la que se ajusta a los derechos generales de los individuos consensuados 
por la sociedad. Es posible cambiar la ley.
La orientación legalista, socio contractualista, generalmente con rasgos 
utilitarios. La acción justa tiende a definirse en función de derechos generales e 
individuales y de pautas que se han examinado críticamente y aceptado por toda la 
sociedad. Existe una conciencia clara del relativismo de los valores y las opiniones 
personales y se da la importancia correspondiente a las normas procedimentales como 
medio para alcanzar el consenso. Aparte de los acuerdos constitucionales y 
democráticos, lo justo es un asunto de “valores” y “opiniones” personales. El resultado 
es una importancia mayor concedida al “punto de vista legal”, subrayando la posibilidad 
de cambiar la ley en función de consideraciones racionales de utilidad social (antes que 
congelarla como se hace en el estadio 4 de “ley y orden”). Fuera del ámbito de lo 
jurídico, el acuerdo libre y el contrato son los elementos vinculantes de la obligación. 
Esta es la “moralidad” oficial del Estado y la Constitución (española).
Estadio 6. La ética universal. Lo recto es una decisión tomada en conciencia por cada 
persona de acuerdo con unos principios de justicia, reciprocidad, igualdad de derechos, 
respeto a la dignidad de la persona, etc.
La orientación de principios éticos universales. Lo justo se define por una 
decisión de la conciencia de acuerdo con principios éticos que ella misma ha elegido y 
que pretenden tener un carácter de amplitud, universalidad y consistencia lógicas. Estos 
principios son abstractos y éticos (la regla de oro, el imperativo categórico), no son 
normas morales concretas, como los Diez Mandamientos. En esencia, éstos son 
principios universales de justicia, reciprocidad e igualdad de los derechos humanos y de 
respeto por la dignidad de los seres humanos como individuos.

Fuente: http://www.uclm.es/profesorado/bjimenez/NIVELES_MORALES_KOHLBERG.pdf
accedido: 29 enero 2010
Cabe mencionar que es una interpretación y traducción del trabajo de Kohlberg.
material original “Moral Stages: A Current Formulation and a Response to Critics”,
Lawrence Kohlberg, (S Karger Publisher, 1984)

Explicación de las etapas de la Teoría del desarrollo Psicosexual de Sigmund Freud

Explicación de las etapas de la Teoría del desarrollo Psicosexual de Sigmund Freud



Teoría del desarrollo Psicosexual de Sigmund Freud

Teoría del desarrollo Psicosexual de Sigmund Freud

Sigmund Freud fue el primer psicólogo en la historia en considerar que los niños posee desde muy temprana edad instintos y actividades sexuales para lo cual adopto el concepto de sexualidad infantil.
Segun Freud dividió la sexualidad infantil en etapas denominadas "evolución de la libido" las cuales nos permiten comprender mejor la evolución de la sexualidad humana.

En psicoanálisis se distinguen diferentes etapas del desarrollo de la libido:
1) Etapa oral ------------- 0 a 1 año de edad
2) Etapa anal ------------ hasta 2-3 años
3) Etapa fálica ----------- hasta 5-6 años
4) Etapa de latencia --- etapa escolar hasta la pubertad.
5) Etapa genital --------- a partir de la pubertad y transcurriendo lentamente durante todo la adolescencia.