domingo, 14 de abril de 2013

2. El Holón del Género

En la evolución de los seres vivos apareció en cierto momento el -sexo, es decir, el hecho de que en un mismo tipo de organismo (una misma especie) surgieron dos formas. Los científicos le llaman a esta cualidad de los seres vivos dimorfismo, que quiere decir dos formas. La base biológica del género es el dimorfismo, y éste es la base para la conformación del segundo elemento de la sexualidad que consideraremos.
En este contexto, entendemos género como la serie de construcciones mentales respecto a la pertenencia o no del individuo a las categorías dimórficas de los seres humanos: masculina y femenina, así como las características del individuo que lo ubican en algún punto del rango de diferencias.
El género, al igual que los otros holones sexuales, tiene manifestaciones en todos los niveles de estudio de nuestra naturaleza humana. La dimensión humana del género, expresión de este holón, permea casi toda la existencia humana. Es por medio del género que los grupos sociales realizan una multitud de interacciones. La identidad misma, es decir, el marco mental interno de referencia de nuestro ser está construido en el género como elemento central.
En sus niveles biológicos, existen desarrollos importantes que hay que considerar: la
determinación del mismo, los múltiples niveles en los que opera en proceso prenatal y postnatal de diferenciación sexual (genérica), las manifestaciones anatómicas (más que evidentes) del dimorfismo, las manifestaciones (menos evidentes) del dimorfismo en el sistema nervioso central, entre otros temas.
En el plano psicológico, el género adquiere relevancia central en la conformación de la identidad individual. La identidad es el marco interno de referencia que nos permite respondemos quiénes somos, qué hacemos, qué queremos y a dónde vamos. Uno de los
principales componentes de la identidad es precisamente el género, en la llamada identidad genérica: yo soy hombre, yo soy mujer. La identidad de género es tan importante en el desarrollo humano que cuando no puede conformarse el desarrollo completo se detiene. Este concepto, tal como se usa en la actualidad, fue articulado por John Money y Anne Erhardt (Money y Erhardt 1972) como la mismidad, unidad y persistencia de la individualidad
personal como hombre, mujer o ambivalente, en mayor o menor grado, especialmente como en los planos de la autoconciencia y la conducta (Money, 1980).
La expresión pública de nuestra identidad genérica se llama papel sexual o papel genérico (también llamados roles sexuales o genéricos). Cuando estos papeles sexuales son estudiados
en los grupos humanos, es posible la identificación de guiones que dictan lo que es esperado por el grupo en función del género de los individuos y la sociedad norma muchas de sus interacciones en función de estas conceptualizaciones. El género, y su institucionalización en
papeles, estereotipos. y guiones, es uno de los filtros más eficaces para la regulación del poder entre los seres humanos.


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